sábado, 28 de enero de 2012

Cambio de aires, capitulo 1.

Sábado, son las siete de la mañana, está amaneciendo aun.
Me levanté poco a poco, aun medio dormida, miré una vez más mi habitación ya vacía, llena de cajas a la espera de irnos.
Escuché a lo lejos al otro lado de la casa, el grito de mi madre pidiendo que no tardara en ducharme y terminar de arreglarme, y concluyó la frase con un, "tenemos prisa".
Apenas tardé veinte minutos, no soy de las que se tiran siglos arreglándose, y yo además tenía muchísimas ganas de salir cuanto antes de ese lugar.
En cuanto acabé, quise despedirme de casa aunque no fuera la última vez que estaría allí, mamá me dijo que en verano volveríamos, pero me apetecía decirle adiós, quería sentir que salía de allí, que dejaba todo atrás en un tiempo, limitado, pero en un tiempo.

        -¿Todo listo?-, soltó mi madre preguntando tonterías como siempre, estaba consiguiendo ponerme más     nerviosa de lo que ya estaba.

        - Mamá, todo está listo hace meses-, le dije yo, aunque en la mayoría de mis palabras reinaba el sarcasmo, no me habían hecho más falta que un par de días para guardar todas mis cosas. Estaba deseando irme de este podrido lugar cuanto antes. Acabé de coger todas mis cosas, mis cajas, mis maletas y demás pertenencias y las subí al taxi, tuve que decirle al conductor un par de veces que yo sola podía hacerlo, después de mucho insistir, se lo agradecí, aunque tenía ganas de gritarle, como siempre hago cuando me agobian.

Subí en el taxi tras haber guardado todas mis maletas y las de mi madre, me senté al lado de la puerta derecha, justo detrás del conductor, me encantaba ese sitio desde siempre. Miré por la ventana y vi a mi madre mirando embobada a mi casa, sabía que esto no era fácil para ella, abandonar mi casa, al menos hasta verano, sé que le costaba, pero tarde o temprano nos teníamos que ir.

       -Mamá, tenemos que irnos, hay un avión que coger y no nos van a esperar ¿sabes?-, no la quería presionar, pero teníamos prisa, como ella decía.

       -Eh...sí cielo, estaba...cerrando.-, quise creerla, pero ni ella misma lo hacía, estaba intentado no derrumbarse por tener que cambiar de vida, hubiera entendido que lo hiciese.

Estábamos en el taxi, de camino a el aeropuerto había silencio entre mi madre y yo, un silencio sepulcral que  me ponía de los nervios, siempre he odiado esos momentos tan incómodos.

      -¿Puede encender la radio?-, le pregunté al conductor, para que al menos hubiera música que interrumpiera el silencio. El conductor me hizo caso, puso la radio, pero prefería el silencio a la música que empezó a sonar.

     - ¿Estás nerviosa?-, preguntó mi madre, supuse que me lo preguntaba por el vuelo que estábamos a punto de realizar en menos de media hora.

     - ¿Nerviosa?, no sé porqué, ¿debería estarlo?, no me dan miedo los aviones si es a lo que te refieres...-no sé bien el motivo, pero no me apetecía hablar con mi madre. Ella sabía que este viaje me hacía muchísima ilusión, básicamente cambiaría mi vida, en Madrid no me había ido especialmente bien con la gente, no congenié apenas con nadie, excepto con Paula, y solo hablábamos a veces no era nada del otro mundo. Paula era la típica chica que le caía bien a todo el mundo, a veces era la típica repipi que deseas quitarte del medio en cuanto antes, pero otras veces era una chica con la que podías hablar y mantener una conversación decente, aunque siempre pensé que le di pena o algo, como nunca congenié pues, quizás quiso hacer una excepción a los demás.

    - No me refería al avión... me refiero a Seattle. Vas a empezar de cero, una vida completamente nueva, gente nueva, lugares nuevos, podrás salir mucho más, es otro ambiente... es una vida nueva.-

    - No mamá, una vida nueva no. Sigo con mi vida pero en otra parte, yo no puedo olvidar todo lo que he pasado en Madrid, no han habido muchas cosas buenas, de echo, no ha habido ninguna, pero, la vida sigue ¿no?, pues ya está es una continuación, nada más.- Comprendí las intenciones de mi madre de calmarme, pero últimamente no acertaba muco que digamos. Preferí que se callara.

Apenas habían pasado diez minutos y a mi me parecía una eternidad, miré una vez más por la ventana, al frente no muy lejos se veía el aeropuerto, sonreí con tan solo pensar que ahí me esperaba el avión que cambiaría mi vida, intuí que en menos de seis o siete minutos habríamos llegado, mi madre estaba cada vez más tensa, sabía que le daban miedo los aviones, y ella con tan solo ver la palidez de su cara, me daba la razón.
Sonó mi móvil, era un mensaje de Paula;
 "Tía, ¿donde estás?, ¿has salido ya?, me gustaría despedirme de ti. Avísame cuando leas esto, o llámame o algo por favor, no te vayas sin despedirte. 

Y lo más raro, concluyó el mensaje con un "¡Te quiero! :)".

viernes, 27 de enero de 2012

Introducción.

Muy buenos días/tardes/noches.
Bueno seré muy breve, hice este blog, simplemente, porqué voy a hacer esta "novela", en la cual iré escribiendo todos los capítulos que se me vayan ocurriendo. No podré subir diariamente, dado que tengo que estudios y no tanto tiempo libre como me gustaría, pero en fin, haré lo que pueda, sin más, espero que os guste.

PD: Dejadme sugerencias en los comentarios, que se agradece.